Steak tartar receta jordi cruz

Steak Tartar – Nagumo Gourmet

Por si decide tomar un vuelo a Mallorca, Menorca, Ibiza o Formentera, aquí tiene 10 restaurantes en Baleares donde comer bien y probar las recetas de las islas con productos locales bajo propuestas modernas o clásicas y con el mar como telón de fondo.

Las Islas Baleares cuentan con una exquisita gastronomía que entronca directamente con cocinas como la valenciana o la catalana. Una cocina mediterránea, asentada desde hace siglos, en la que predominan los productos del mar, en la que las huertas y granjas tienen un lugar privilegiado, y en la que se encuentran las huellas de tantos pueblos que han pasado por las islas a lo largo de la historia, como el árabe, el inglés o el francés.

Una cocina que se puede descubrir a través de los mejores restaurantes de Baleares donde tradición e innovación van de la mano, donde creatividad y vanguardia caminan de la mano. Repasamos el trabajo de los mejores chefs de la región, aquellos que investigan y defienden los productos locales de primera calidad con la ayuda de equipos de sala que siempre están a la altura.

Dani García – Bogavante del Señorito

El hecho de abrir este lujoso restaurante justo antes del comienzo de la crisis mundial ha sido sinónimo de vicisitudes, momentos frágiles y grandes reajustes. Concebido como un auténtico palacio en cuanto a concepto, estructura y mercado objetivo, este modelo tendrá pocos supervivientes heroicos en el actual contexto económico mundial. Barcelona acogerá a uno, dos o tres, a lo sumo. Probablemente Abac lo consiga. Está luchando por ello.

Su propietario, Josep María González, un visionario de la hostelería, ganador del Premio al Empresario del Año de la guía Lo Mejor de la Gastronomía, promotor de una ristra de importantes restaurantes, ha sabido sacar adelante este complejísimo proyecto -quizá porque no tenía más remedio- y ha vuelto a demostrar que tenía un olfato innato de perro trufero. Sorprendentemente, en 2010, la línea culinaria de la casa cambió radicalmente. El estilo doctoral y virtuoso del célebre chef Xavier Pellicer fue sustituido por la práctica revolucionaria de un joven chef prometedor y atrevido que lo ha arriesgado todo por la vanguardia. Este planteamiento parece dar sus frutos, sobre todo porque ha sido capaz de mantenerse solo -o casi solo- en la cima, combinando el modelo burgués de las instalaciones, las formas y el negocio con sabores definitivamente creativos e inconformistas. Estamos ante un restaurante elitista, quiero decir elitista en cuanto a presentación y perfiles sápidos, digno de las exigencias de una demanda social muy cualificada y minoritaria.

Taller de peixos

Cargando…  Restaurante ABaC El chef Jordi Cruz ha logrado bastante en sus pocos años. ABaC es definitivamente uno de sus mejores logros. El chef Cruz y su equipo combinan la creatividad y la tradición en un excelente menú de comida deliciosa con la gastronomía como base. ABaC es un lugar sereno y tranquilo, con una decoración en blanco y grandes ventanales combinados con una iluminación única que añade un aire de sofisticación y clase al ambiente. Está situado en un pabellón de nueva construcción, que forma parte del Hotel ABaC, y tiene capacidad para 56 comensales.

El chef Cruz es un barcelonés que estudió en la prestigiosa “Escola Superior de Hostelería Joviat”. Con 24 años, fue el chef más joven de España y el segundo más joven del mundo en recibir una estrella Michelin. En mayo de 2010, tomó el relevo en ABaC y lo convirtió rápidamente en el primer restaurante gastronómico de toda España.

Steak tartar de atún con huevo frito – Video 360º

Necesito una siesta sólo de pensar en el esfuerzo que supone esto, pero Cruz no está nada cansado. Es como un monstruo de la creatividad que produce platos de una genialidad tan ardiente que son fuegos artificiales hasta el final, sólo disminuidos por un comedor arquitectónicamente bello, pero bastante sombrío. Cuando la comida y el servicio son tan divertidos, estimulantes y valientes, ¿por qué no el espacio? Supongo que te da un respiro para centrarte realmente en la comida, que sin duda merece toda tu atención.

Comenzamos con un pisco de piña, un pequeño y alegre trago que abre las papilas gustativas, antes de lanzarnos a una tostada de foie junto a una croqueta de pichón crujiente que flota en un caldo de pichón profundamente sabroso que se levanta con un toque de jengibre, intensificado por un dedal de jugo de codorniz. Muy inteligente. Pasamos a las navajas crudas apiladas sobre setas shitake frescas que se enroscan en flores mientras se vierte un consomé tailandés caliente por encima. Es gordito, salado y delicioso, y está hábilmente emparejado con una cerveza pálida del Cabo de Gato que es una delicia de lúpulo y cítricos. A esto le sigue un ceviche de lulo (una de esas misteriosas frutas cítricas sudamericanas) que es agudo y ácido con toques de ruibarbo y lima, y que contrasta hábilmente con el brioche de anguila con alioli y wasabi fresco rallado en la mesa para cortar la rica mantequilla de la anguila. Es endiabladamente bueno, aunque Cruz explica mientras ralla que solía utilizar mostaza japonesa, que prefería. Evidentemente, el tipo que se la suministraba murió y no ha podido conseguirla desde entonces. Le pregunto si ha estado alguna vez en Japón. No lo ha hecho, pero cree que la cocina catalana comparte muchos de sus atributos, sobre todo en lo que se refiere a un profundo respeto por el propio producto.

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