Receta de rabo de cerdo pinoy
Chichi Wang escribió varias columnas para Serious Eats, entre ellas The Butcher’s Cuts, además de otras historias. Nacida en Shanghai y criada en Nuevo México, Chichi se licenció en filosofía, pero decidió que escribir sobre comida sería más divertido que escribir sobre Platón.
Sólo tardó unos meses en escribir esta serie, y creo que he encontrado mi favorito de todos los tiempos. Quiero argumentar que los rabos de cerdo contienen todo lo deseable en el cerdo, y en las proporciones exactas. A diferencia del rabo de buey, los rabos de cerdo vienen con la piel intacta, de modo que cada segmento es una sección transversal perfecta de piel, grasa, tendón y carne.
Frito o asado, la piel del rabo es masticable y crujiente, con una capa gelatinosa debajo. La carne del rabo es tierna como la de los huesos del cuello, pero más carnosa que la de las manitas. Hay una modesta cantidad de tendón alrededor de cada núcleo óseo, lo suficiente para que el roer sea agradable, pero no tanto como para distraer del conjunto. En definitiva, la cola es un pequeño universo porcino en sí mismo.
Cola de cerdo
No es de extrañar que los rabos de cerdo sean, por supuesto, las colas de los cerdos. Pero quizás sea un poco sorprendente el hecho de que podamos cocinarlos y comerlos. Claro que quizás sean una opción para los cocineros más aventureros, pero permítanos intentar convencerle de todos los beneficios que aportan.
Los rabos de cerdo pueden cocinarse de varias maneras, desde asados y guisados hasta fritos y ahumados. Asado en el horno durante un largo periodo de tiempo o cocido en un líquido permite que la carne se ablande completamente y desarrolle aún más su sabor. También hay que tener en cuenta el rabo de cerdo frito, que está crujiente por fuera y masticable por dentro.
Receta de colas de cerdo hervidas
Selecciona la puntuaciónDa rabo de cerdo con mermelada de naranja 1/5Da rabo de cerdo con mermelada de naranja 2/5Da rabo de cerdo con mermelada de naranja 3/5Da rabo de cerdo con mermelada de naranja 4/5Da rabo de cerdo con mermelada de naranja 5/5
Poner los rabos de cerdo en una olla junto con las cebollas, las zanahorias, el apio, el ajo y las hojas de laurel. Cubrir con agua y llevar a ebullición. Bajar el fuego y dejar cocer a fuego lento, justo por debajo de la ebullición, durante unas 2 horas. Dejar enfriar en el caldo.
Para hacer la mermelada, poner el zumo de naranja, la guindilla, los clavos y el azúcar en una olla y llevar a ebullición. Hervir durante 4 minutos, después realizar una prueba de gelificación y retirar la guindilla y los clavos. Sazonar al gusto con vinagre, pasar a una fuente y dejar enfriar.
Calentar la miel y el aceite en una olla, pincelar la carne y sazonar con sal y pimienta negra molida. Asar durante 8-10 minutos hasta que se dore y se caramelice ligeramente. Servir con la mermelada y las patatas fritas de jamón.
Receta de colas de cerdo al horno
Chichi Wang escribió varias columnas para Serious Eats, entre ellas The Butcher’s Cuts, además de otras historias. Nacida en Shanghai y criada en Nuevo México, Chichi se licenció en filosofía, pero decidió que escribir sobre comida sería más divertido que escribir sobre Platón.
Sólo tardó unos meses en escribir esta serie, y creo que he encontrado mi favorito de todos los tiempos. Quiero argumentar que los rabos de cerdo contienen todo lo deseable en el cerdo, y en las proporciones exactas. A diferencia del rabo de buey, los rabos de cerdo vienen con la piel intacta, de modo que cada segmento es una sección transversal perfecta de piel, grasa, tendón y carne.
Frito o asado, la piel del rabo es masticable y crujiente, con una capa gelatinosa debajo. La carne del rabo es tierna como la de los huesos del cuello, pero más carnosa que la de las manitas. Hay una modesta cantidad de tendón alrededor de cada núcleo óseo, lo suficiente para que el roer sea agradable, pero no tanto como para distraer del conjunto. En definitiva, la cola es un pequeño universo porcino en sí mismo.