Qué es el soufflé de limón
El soufflé es un plato horneado a base de huevo que se originó en Francia a principios del siglo XVIII. Combinado con otros ingredientes, puede servirse como plato principal salado o endulzado como postre. La palabra soufflé es el participio pasado del verbo francés souffler que significa “soplar”, “respirar”, “inflar” o “resoplar”[1][2][3].
La base proporciona el sabor y las claras de huevo aportan la “elevación” o hinchazón al plato[1][2] Los alimentos que se suelen utilizar para aromatizar la base son hierbas, queso y verduras[1] para los suflés salados y mermelada,[7] frutas,[8] bayas,[9] chocolate,[10] plátano[11] y limón[12] para los suflés de postre.
Los soufflés se suelen hornear en ramequines o platos para soufflés: suelen ser recipientes de porcelana redondos, de fondo plano y vidriado, con fondo no vidriado, lados verticales o casi verticales y bordes exteriores estriados. El ramekin, u otro recipiente para hornear, puede recubrirse con una fina capa de mantequilla para evitar que el suflé se pegue[6]. Algunas preparaciones también incluyen la adición de una capa de azúcar, pan rallado o un queso duro rallado como el parmesano dentro del ramekin, además de la mantequilla; algunos cocineros creen que esto permite que el suflé suba más fácilmente[6].
Receta de suflé de limón sin hornear
1.Separar los huevos. Poner las yemas en el baño María y las claras en un bol muy limpio y sin grasa. Es muy importante que las amarillas no pasen a las claras, de lo contrario éstas no se batirán a punto de nieve.2.Espolvorear la gelatina en 1/2 taza de agua y dejarla en remojo. Añadir el azúcar a las yemas y batir hasta que estén ligeras y cremosas.3.Poner la caldera doble o el recipiente con el agua a fuego lento, para que esté caliente pero no hirviendo.4.Añadir el 1 1/4 de taza de agua a la mezcla de las yemas y poner el recipiente sobre el agua caliente, removiendo todo el tiempo.Esto es la “natilla” para el suflé.5.Cuando la natilla esté caliente, añadir la gelatina remojada y seguir removiendo hasta que alcance una consistencia de capa. Retirar del fuego, añadir el zumo de limón y dejar enfriar. Esto tiene que enfriar hasta que las natillas estén parcialmente cuajadas.6.Batir las claras de huevo a punto de nieve. Cubrir. Bata la nata hasta que tenga una consistencia espesa (batir la nata es un poco complicado, así que asegúrese de que la nata esté bien fría o manténgala sobre hielo y bátala).7.Reservando un poco de nata para decorar, mezcle el resto con la crema, con movimientos envolventes, y luego “doble” también las claras de huevo, hasta que no queden grumos. En caso de que al levantar la porción batida quede una clara de huevo aguada en la base, déjela ahí, ya que añadirla marcará la diferencia en la consistencia del soufflé montado.8.Viértalo en el bol; decórelo con la nata y la rodaja de limón y déjelo cuajar en el frigorífico y no en el congelador.
Soufflé de limón caliente
Un soufflé es un plato ligero y esponjoso hecho con yemas de huevo y claras batidas combinadas con otros ingredientes y servido como plato principal o endulzado como postre. La palabra soufflé es el participio pasado del verbo francés souffler, que significa “inflar” o, más libremente, “hincharse”, una descripción adecuada de lo que ocurre con esta combinación de crema y claras de huevo.
Todo suflé se elabora a partir de dos componentes básicos: una salsa aromatizada o una base de puré, y las claras de huevo batidas. La base aporta el sabor y cierto apoyo estructural, y las claras proporcionan el “empuje”. Las variedades más comunes son el de queso, el de chocolate y el de limón (los dos últimos hechos como postres, con una buena cantidad de azúcar).
El suflé se considera un gran manjar. Cuando sale del horno, un suflé suele ser muy grande y esponjoso, y se “caerá” al cabo de 20 o 30 minutos (como lo hace la masa fermentada). Para obtener los mejores resultados, el suflé debe comerse rápidamente, mientras está caliente y antes de que se caiga.
Dado que un suflé tiene una estructura delicada, su elaboración requiere limpieza y precisión. El bol y los batidores deben estar perfectamente limpios, y las claras de huevo deben estar a temperatura ambiente antes de batirlas. Las claras deben batirse hasta que estén lisas, brillantes y mantengan un pico suave; si las claras parecen granuladas o se aglutinan, puede añadirse otra clara de huevo y volver a batir la mezcla. Cocine siempre los suflés en la rejilla inferior del horno o el suflé resultante puede tener una corteza superior correosa.
Tagasiside
Del verbo francés souffler -soplar o inflar- procede el mágico y delicioso soufflé -literalmente “hinchado” o “inflado”- que la mayoría de los cocineros caseros parecen evitar, pensando que es demasiado complicado de hacer. La verdad es que los suflés son como cualquier otra receta que requiera claras de huevo bien batidas: Necesitan paciencia y cuidado. No temas, ya que nuestro delicioso suflé de limón es tan fácil como sabroso y sólo requiere un poco de atención a los detalles, 40 minutos de tu tiempo y un plato de suflé adecuado con lados altos.
Antes de empezar, asegúrese de tener los huevos a temperatura ambiente -o ponerlos en un bol con agua caliente durante unos minutos- y de trabajar con cuencos y utensilios bien limpios para que las claras alcancen el punto de perfección necesario para hacer un suflé aireado. Añada un poco de azúcar glas por encima del suflé de limón y sírvalo con unas cuantas bayas gordas para conseguir un plato visualmente espectacular y sorprendentemente delicioso.
Al contrario de lo que se cree, puede preparar el suflé con antelación y conservarlo en el frigorífico durante un máximo de dos días tapado con papel film. Una vez que esté listo para hornear, simplemente coloque el plato a temperatura ambiente mientras se precalienta el horno, retire el envoltorio de plástico y hornee como se indica, dejando 1 o 2 minutos más en el horno hasta que esté dorado y esponjoso. Los mejores resultados se consiguen cuando el suflé no lleva demasiado tiempo en la nevera, pero si es necesario, este truco puede ayudarle a llevar un bonito postre a la mesa sin perder la conversación de la cena.