Roscón de reyes – Pan dulce de Reyes
Hay una cierta austeridad en muchos platos tradicionales españoles que me resulta totalmente atractiva. Probablemente tenga que ver con el hecho de que crecí con mis abuelos, siendo mi abuela un ejemplo clásico de cocinera española: apenas especias en la alacena, ingredientes sencillos y honestos comprados a diario en el mercado local y cocinados de la forma más sencilla (guisados, hervidos, estofados, fritos) respetando siempre el sabor de los ingredientes en la sartén. Por sencillas que sean, algunas recetas que se remontan a la Edad Media pueden aportar emociones únicas a nuestra mesa, bien en el siglo XXI. La sopa de ajo es uno de esos platos, un ejemplo de la gran cocina del pan, del reino de las sobras y de la audacia de aprovechar lo que hay en la despensa. Un plato sencillo y saciante a base de pan duro, lo que muchos españoles considerarían su comida favorita en invierno (otra sopa, el gazpacho, es probablemente su equivalente en verano).
Si uno echa un vistazo a la carta de los restaurantes españoles de primera categoría de los últimos años, se notaría fácilmente una clara influencia asiática, en forma de un enfoque zen de las elaboraciones y presentaciones. Sin embargo, si se bucea lo suficiente en los libros de cocina tradicional española, aparecen recetas sencillas y mínimas con una escasez casi espiritual de medios e ingredientes que podrían seducir a cualquier maestro zen. Un famoso escritor y gastrónomo español, Xavier Domingo, describió una vez la cocina tradicional española como “una cocina mínima”, con sólo tres fundamentos básicos: aceite de oliva, ajo y pan. La sopa de ajo sigue siendo un ejemplo inigualable de ello.
Pan de molde de Iván Yarza en panificadora
No hace mucho tiempo, empecé a notar las visitas de La Memoria de pan, Te quedas cenar y El foro de pan. Todos venían de España, así que me pregunté quién estaba detrás de todo este maravilloso blog de pan. Poco después me hice miembro de El foro de pan, que por casualidad también visitan nada menos que Dieter Buschmann y Dan Lepard.
El creativo y talentoso panadero que estaba detrás era Ibán Yarza y yo no tenía ni idea de quién era? Fue entonces cuando empecé a averiguar sobre este renovador del pan, ciclista y fermentador. Junto con Javier Marca y otros en el renacimiento de la panadería en España. Panadero autodidacta, da clases en su casa y allí donde se le necesita, desde Bilbao a Barcelona. A Ibán se le puede encontrar con kilos de harina en su bicicleta y sándwiches en la mano, pero sobre todo doblando la masa. Transmitiendo con pasión el mensaje del buen pan. En sus diversos blogs sobre comida o pan se puede ver su dedicación y aprecio por las cosas buenas, ¡buen viviente au bici! ¡Estoy deseando que empiece pronto con algo sobre ciclismo!
Conceptos básicos de panadería Cutting In
Si me sigues en las redes sociales, habrás visto lo contenta que estaba con el resultado. Podéis ver mi cara más abajo. Las pizzas estaban fantásticas y seguro que hay muchas cosas que mejorar pero, para ser la primera vez, estaban súper ricas y la masa estaba crujiente y bien cocida.
Mezclamos muy bien con las manos hasta conseguir una masa húmeda y uniforme. Luego la dejamos reposar durante 15 minutos. Pasado ese tiempo, espolvoreamos un poco de harina en la encimera (un poco, no queremos añadir más harina a la masa), trasladamos la masa a la superficie de trabajo y la doblamos, estirando uno de los lados de la masa y llevándolo al centro de la misma. Hacemos lo mismo con el otro lado, estiramos y doblamos llevándolo al centro de la masa. Dejamos reposar durante 5 minutos.
Una vez que la masa haya reposado durante 5 minutos, dividir la masa en tres trozos iguales y guardarlos en los recipientes. Cúbrelos con la tapa y guárdalos en la nevera, de 1 a 3 días. Durante este tiempo, la masa sube sin amasar.
Esparce un poco de harina sobre la superficie de trabajo, coge una de las masas y cubre cada lado con la harina y estírala, dándole forma con los dedos hasta conseguir una masa fina y elástica. A continuación, pon tus ingredientes favoritos y hornéalo.
Masa madre fácil de Kombucha para una vida sana
Estoy convencido de que las civilizaciones que utilizaron cereales comparten el mismo lenguaje, el del pan, que es como compartir el mismo techo: el pan, хліб. La profunda tristeza que producen las guerras es un agujero negro de inagotable desesperación.
Justo hace un año en estos días salió a la luz la traducción al ucraniano del libro “Pan casero” (Домашній хліб, en ucraniano). Recuerdo la emoción y la ilusión cuando la editorial Vivat lo imprimió. ¡Aquellos días fueron increíbles!
Me quedé asombrada durante semanas por la hermosa ortografía del título en ucraniano, la magia de las letras, la distancia y la amable comunidad del pan. La sensación de poder compartir el pan con gente de tierras tan lejanas. Sentirse unidos por la misma idea del pan, es incomparable.
Sin ir más lejos, no hace mucho me llevé una gran sorpresa cuando descubrí a través de Instagram a una lectora de allí, Natalia Palianuchka. Ver que hacía en su casa, en la lejana Ucrania, panes de este libro fue una de esas cosas que me emocionaron.